Soy María Barral Brandariz, Paisajista, Ingeniera T. Industrial, y heredera de Brandariz.
Una privilegiada por haberme criado en el centenario vivero de plantas al que mi abuelo dio nombre y reconocimiento, Brandariz.
Soy María Barral Brandariz, Paisajista, Ingeniera T. Industrial, y heredera de Brandariz.
Una privilegiada por haberme criado en el centenario vivero de plantas al que mi abuelo dio nombre y reconocimiento, Brandariz.
Un vergel por el que discurrió mi infancia jugando entre plantas, siendo testigo de los cambios estacionales con la brisa en la cara y los pies y las manos en la tierra, con el canto de los pájaros y el arrullo del río y, sin darme cuenta, empapándome de valiosos conocimientos que para mi eran algo cotidiano y “lo normal”.
Vergel situado en pleno Golfo Ártabro, y dentro de la Reserva de la Biosfera de las Mariñas Coruñesas y Terras do Mandeo, un territorio en el que la orografía del terreno en forma de semicírculo, con montañas y rías que desembocan al mar, recuerda a un anfiteatro abierto al mar
Las plantas ocuparán por fin su lugar como parte de la solución medioambiental, mejorando la eficiencia energética, ayudando a bajar la temperatura de las ciudades, purificando el aire y calmando las mentes con su atrayente belleza.
Un lugar rebosante de agua y plantas, en donde los bosques llegan al mar y los ríos discurren entre montañas cerradas que crean un ambiente mágico, con los troncos de los árboles cuiertos de líquenes y el suelo de alfombras de musgo.
Con estas raíces, me formé como Ingeniera T. Industrial y desarrollé mi carrera en Telecomunicaciones. Auditando y replanteando obras en campo, y ascendiendo a oficina para realizar planos y gestionar proyectos de obras en dos multinacionales… lo que me alejó de la Naturaleza, de la creatividad, de la brisa en la cara y los pies y las manos en la tierra.
Y supe qué era eso de querer escapar a la Naturaleza y desconectar el fin de semana. ¿Escapar de qué si vivía en un paraíso natural?
Un Master en dirección de empresas y la muerte de mi abuelo despertaron mi parte creativa y comunicativa. Y surgió la necesidad de armonía, de belleza, de calma…
Un punto y aparte para el que me había estado preparando. Sin saberlo.
El Camino de Santiago me condujo, al fin, a mi destino, al punto de partida: las plantas. Al vivero en el que me crié, Brandariz.
Y comprendí que mis conocimientos sobre las plantas y cómo nos benefician no son lo normal ni lo habitual en esta sociedad. Experimenté lo que significa desconectarse de la Naturaleza pasando los días “encerrada” en un edificio gris, descubrí la capacidad de las plantas para calmarnos con su sola presencia y adquirí gran experiencia a nivel técnico.
Así, como la última pieza de un puzzle, nació ReVive con Plantas con la firme misión de revivir la conexión innata de las personas con la Naturaleza a través de las plantas.
A través de buenos diseños y conocimientos técnicos.
Devolviéndoles el espacio que le robó el cemento para facilitarles la labor que han hecho desde el principio de los tiempos, cuidarnos, alimentarnos y protegernos mientras aportan calma, creatividad y claridad mental para desarrollar al máximo nuestro potencial.
El logo recrea las hojas del Gingko Biloba brotando de un espacio cerrado y artificial, abriéndose paso de manera orgánica para darle vida.
El árbol más antiguo del mundo está lleno de significado, ya que, además de su uso medicinal, simboliza la esperanza.
Tras la bomba de Hiroshima, un Gingko Biloba brotó en medio de las ruinas y la destrucción, demostrando que la Naturaleza está siempre por encima de la barbarie humana y tiene el poder de revivir y sanarla.
Traigamos la Naturaleza a nuestros espacios. Porque salvándona, nos salva.